Las relaciones interpersonales son una parte de nuestra vida que a veces nos cuesta llevar, que más nos complicamos, nos enredamos emocional y mentalmente, nos hace sufrir cuando encontramos dificultades, conflictos; pero también es una de las cosas que nos hace vibrar el corazón de felicidad y alegría cuando fluyen en armonía.
Buscamos amor de todas las maneras posibles, a veces perdiendo el amor propio y la dignidad, generando expectativas que no se cumplen, nos frustra, nos hiere y volvemos a sufrir.
En general es el área de nuestra vida que más inconscientes somos y por eso reaccionamos sin entender, de una manera que no sabemos por qué, repitiendo una, otra y otra vez lo mismo, con los mismos resultados, la misma frustración.
Otras veces decimos cosas que no queremos decir por rabia, envidia, defensa, nos sentimos heridos sin ser atacados, nuestra mente se hace un nudo de expectativas, juicios, creencias aprendidas hace tiempo. Ese pasado que sin querer sigue actuando en nosotros, porque son heridas mal cicatrizadas, mensajes no escuchados, rechazados, negados, llevando a desconectarnos de nosotros mismos, de lo que realmente nos pasa y de los otros.
En estas situaciones nos perdemos en el laberinto de la mente, que empieza a contarnos historias sesgadas, fragmentadas, generamos nuestras propias barreras de miedos, prejuicios, creencias que nos apartan cada vez más de nosotros mismos, del otro y del amor.
Adoptamos una comunicación competitiva por ver quién tiene la razón, dejamos de abrirnos al otro, a escuchar con el corazón, cuando, en su lugar, una comunicación de entendimiento y cooperación nos llevaría a otro grado de conciencia y vibración.
Mientras solo reaccionamos la vida pierde los colores, los caminos se llenan de obstáculos, te sientes solo aunque estés acompañado.
Si te sientes desconectado de ti mismo, gira hacia adentro, tú no puedes cambiar al otro pero puedes transformarte a ti mismo, encontrar dentro de ti la luz para guiarte, buscar quien te acompañe en este camino, te apoye.
El camino de la sanación es una decisión consciente, personal, porque si no pones tu energía y voluntad se transforma en un autoengaño, un buen terapeuta es el guía idóneo para este camino a hacia tu interior.
Conecta nuevamente con tu alma, escucha sus mensajes, siente, experimenta, ningún proceso de sanación va a ser más doloroso que las heridas, los dolores emocionales, físicos, mentales, espirituales que te provocan la depresión, la ansiedad, el insomnio, la rabia, la culpa, la vergüenza, la baja autoestima que puedas sentir, que limita tu cotidiano, perdiendo vitalidad, dejando de vivir momentos de plenitud, de disfrutar de la vida, lo que te enferma.
Hay momentos que es necesario tomar decisiones, dejar de postergar nuestro bienestar, responsabilizarnos y apostar por nosotros mismos, haciéndonos autoconscientes de nuestras necesidades profundas, nuestras luces y sombras, nuestros anhelos de felicidad, de bienestar, de armonía.
Para llegar a construir relaciones armoniosas, equilibradas, cooperativas, bondadosas con el otro tenemos que empezar construyendo esa relación con nosotros mismos, ese es el principio del camino de la felicidad.
Amor por nosotros mismos significa cuidarnos, aceptarnos, escucharnos, conocernos, elegir, invertir y apostar por nuestro bienestar, por la armonía y la felicidad.
Vence las barreras internas que te separan del amor, escucha tu alma, pon el corazón y transitarás caminos de felicidad, plenitud, vitalidad, bienestar y armonía.
Paola Ostrowicz Fischman
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