Pensamiento positivo parece ser el mantra que nos repiten constantemente, que el poder del pensamiento positivo para acá, que tienes que pensar positivo para allá, pero nadie quiere hablar sobre que pensamos y sentimos. Tal vez no tengamos mucha consciencia de lo que pensamos, muchas veces solo sentimos el malestar que nos provoca, tratamos de no prestarle atención, a ver si desaparece, hasta que algo pasa y es la gota que rebalsa el vaso, así se desata la tormenta.
Nos encontramos mal, es lo único que comprendemos, pero no tenemos la menor idea o simplemente una vaga noción de cómo llegamos hasta ahí.
En tiempos instantáneos de comunicación nos encantaría no tener que leer esa página de vida que se llama crisis, porque buscamos desesperadamente cual es la fórmula mágica que nos aleje, que borre, que nos haga olvidar el momento que estamos pasando, el sufrimiento que sentimos, no aceptamos ser los responsables de la construcción de la maraña de pensamientos reiterativos en nuestra mente que nos aprisiona.
Es tal el enredo de pensamientos reiterativos que montamos, que deshacer los nudos cada vez es más difícil, nos atrapa, nos paraliza el miedo, la culpa, el reproche de cómo llegamos a este lugar.
Seguimos en el bucle de pensamientos reiterativos buscando culpas, culpables, justificaciones, alimentando rencores, envidias, angustias, menosprecio, una constelación completa de sufrimientos, haciendo preguntas que generan más dudas.
La duda y el miedo es lo que crea tanta incertidumbre e inseguridad que llegamos a provocar distorsiones, parálisis mental y emocional.
Producimos bloqueos, situaciones de miedo, temor, en extremo pánico, angustia en la que no hay iniciativa positiva que sea posible, nos sentimos sin saber qué hacer, sin salida.
La mente está acosada por preguntas. En realidad, las preguntas no las planteamos para encontrar respuestas sino para prolongar la vacilación, la parálisis, la postergación, para mantenernos a la defensiva, o en un estado de no compromiso, sin que en realidad se escuche ni se quiera saber.
Investigar, reflexionar, meditar es algo distinto de dudar; cuando reflexionamos hacemos preguntas constructivas, queremos y estamos dispuestos a aprender, a cooperar, a realizar, a experimentar.
Hacerse consciente de los pensamientos es muy diferente de juzgarlos o negarlos, no existe magia, ni medicina para eso, existe voluntad, esfuerzo, constancia, trabajo de auto reflexivo. Necesitamos aprender a observar sin juicios, ampliar la visión, mirar de diferentes ángulos, buscar otras perspectivas, volver al centro, volver a escuchar con el corazón.
La aceptación y la comprensión de que algo te provoca malestar, sufrimiento es el comienzo de este viaje de auto conocimiento y crecimiento personal, que es un viaje personal pero no tiene que ser solitario, este es el momento para buscar apoyo y ayuda para emprender el camino a tu sanación.
Para reconectarte a tu alma tendrás que escuchar a tu corazón para que te guie por caminos diferentes, sin juicios, sin críticas, con coraje para superar tus miedos y tus dudas. Elige escucharte con amor así transitarás caminos de autoestima, bienestar y armonía.
Hoy te regalamos dos videos de meditación para limpiar la mente y paz interior.
Paola Ostrowicz Fischman
Contáctame para consultas, cursos y talleres.
Estaré encantada en atenderte.