Todos crecemos, reflexionamos, cambiamos de ideas, nos soltamos de creencias limitantes, pero nos cuesta asumir nuestro proceso de crecimiento y los errores que fuimos dejando por el camino, acompañados de los daños colaterales que ocasionamos. Tendremos que responsabilizarnos de nuestros actos y actitudes, reparar los daños que causamos, asumir los errores, aprender con ellos, reflexionar sobre nuestras distorsiones de percepción, asumir que vimos lo que quisimos cuando nuestra mente nos hizo presa del ego.
Llegados a un punto de nuestra falta de conocimiento sobre nosotros, sobre el otro, de reprimir lo que sentimos, de negar lo que somos realmente, la energía acaba transbordando en actitudes, actos, pensamientos, emociones que repetimos, negamos, justificamos, proyectamos hacia el exterior, pero la verdad que nos habitan interiormente, esto nos provoca malestar, nos roba energía, baja nuestra vibración, llevándonos al agotamiento físico, mental, emocional y espiritual.
Ese agotamiento se construyó desconectándonos del sentir por el dolor y el miedo que nos ocasiona enfrentar a lo que somos, a lo vivimos, las memorias que guardamos a lo largo de nuestra vida, que nos han dejado huella y es lo que ha construido lo que somos hoy.
Esta construcción es mucho más que conducta, cognición, algo medible en los parámetros racionalistas que conocemos, es todo lo contrario, significado, profundidad, alma, ser, sentir.
No somos máquinas, somos seres únicos, viviendo vidas cargadas de significado, de fuerza, conexión, sentir, creatividad, a veces nos olvidamos de todo eso, con esos fragmentos construimos nuestra subjetividad.
Cuando la mente decide asustarnos nos quita la globalidad, el contexto de las experiencias, solo vemos algunas partes, así perdemos el lenguaje del corazón, quedamos como anestesiados, presos de los pensamientos de miedo, angustia, obsesión, culpa.
Cuando nos desconectamos de nosotros mismos, dejamos de expresarnos, entendernos, aceptarnos, amarnos entramos en un proceso de bloqueo energético, de parálisis emocional, nos sentimos agotados, sin ánimo, sin vitalidad. Sentimos que cada vez estamos más lejos de lo que realmente queremos, que es sentirnos bien, pero en cambio nos sentimos aislados, solos, juzgados, rechazados.
Si sientes que te encuentras así, que la vida pierde los colores, que te cuesta encontrar la energía para llevar tu día con optimismo y alegría, estás empezando a perder calidad de vida, exprésate, pide ayuda, busca apoyo.
Nos gustaría que los momentos de crisis no existieran, pero no es así, necesitamos fluir a favor de la energía, tratando de soltar las resistencias, aceptando, asumiendo, comprendiendo cual es nuestro momento interno y externo, sin juicios, sin miedos, sin culpables.
En los momentos que sientas que tu vitalidad mengua, que tu autoestima baja, las terapias energéticas pueden ayudarte a buscar el bienestar y la armonía perdida. Las terapias energéticas desbloquean, bioregulan, reprograman y armonizan todo tus cuerpos energéticos, trabaja tu sistema energético haciendo que recuperes la armonía perdida, trabaja a la persona como un todo.
No dejes que un momento de crisis termine condicionando tu vida, que te haga olvidar de quien eres, de tus capacidades, tu luz, del amor que vibra dentro tuyo, no dudes que lo que vives es una experiencia, pero no eres tú, es nada más que el lugar que te encuentras, no lo que realmente eres.
Vuelve a ti, a tu centro, reconecta con tu ser, comprende lo que habita en tu interior, sin juicios, ámate, cuídate, no te apegues al dolor, así recorrerás nuevos caminos que te lleven a lugares de amor, bienestar y armonía.
Te regalo una selección de mantras para serenar la mente y despertar el amor incondicional dentro de ti.
Paola Ostrowicz Fischman
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