Solo salimos de una crisis con el alma, reconectando con nuestra esencia, siendo uno mismo. No somos partes, somos un todo, somos luz, energía.
Perdemos tiempo, que es algo que jamás recuperaremos, tiempo de amor, tiempo de conexión, tiempo de autenticidad, tiempo de calidez, de ser verdadero, de aprender, por algo que solo nos hace sufrir, nos daña, nos quita la paz interior, solo alimenta el ego, que es el único interesado en mantenerte preso a ese lugar. Perdemos tiempo para mostrar cosas que no sentimos ni pensamos, que no queremos pero quedan bien, cumple con la vanidad del otro y calman nuestros miedos y carencias por un momento.
Entonces empezamos a escuchar que nuestros pensamientos nos enferman, pero lo que nos enferma es estar en partes, en esconder partes, en ser en parte, que nos vean en partes.
Es esa mirada ajena que trata de moldearnos a sus propios deseos, que nos fragmenta, que nos condiciona a tener éxito, a ser buenos, ajustados, en correr, de que no sabemos muy bien, pero no importa al final solo entendemos que hay que llegar primero, pero primero a qué? A donde? Para qué?
Este mensaje de cómo debemos o no ser, comportarnos, sentir, pensar nos condiciona a tal punto que al final nos limita, pero a esta altura ya es inconsciente, automático, nos deja bastante confusos, con la angustia de que siempre nos faltará algo, nos quitaran algo, perderemos algo, es el gran juego del todos pierden, donde queda ausencia, falta, carencia, inconsciencia, miedo, dolor.
No dejes que te engañen, ni te engañes entre tantas voces contradictorias, entre tantas promesas, justificativas y teorías que te rompen en partes, que te dicen como te debes sentir, como pensar, que te hacen perder coherencia interior entre el sentir, el pensar y tu esencia.
Eres un todo, que siente, que piensa, que desea, que ama, eres la conciencia que vive, experimenta, pero que hace tanto que no se escucha que se olvidó quién realmente es, lo que le hace bien, que es el bienestar, donde encontrar la armonía y la belleza interior.
Cuanto más tu vida, tu sentir, tus procesos mentales, tu espiritualidad se tiña con la voz del miedo más lejos estarás de encontrar la coherencia entre lo que sientes, lo que piensas, lo que haces con tus anhelos, tu sentido de la vida, tu transcendencia, el amor que te habita, por el contrario sentirás malestar, frustración, angustia, ansiedad, rabia, culpa y todos los reproches que puedas imaginar…
Es imposible pensar que somos perfectos, que no cometemos errores, que podemos engañar y auto engañarnos por mucho tiempo sin padecer las consecuencias, sin terminar llenos de dudas, desconfianzas, culpas y miedo a nuestra propia vulnerabilidad.
Todos somos vulnerables de una manera o otra, eso no es defecto es humanidad, pero cuanto más quieras esconderlo más visible se hará.
Vuelve a tu centro, así podrás ver y escuchar con otra clareza lo que te cuenta tu alma, para poder comprender, aceptar, deshacer tus nudos emocionales para que la manera que te conectas sea cada vez más auténtica, profunda y puedas soltar lo que te hace sufrir, te daña, aquello que sientes que te defiendes, te escondes, te resistes.
Date todas las oportunidades que necesites para superar tus dificultades, pero no te rindas, no te abandones, busca ayudarte y permite que te ayuden sin resistencias, sin miedo del miedo, sin negarte los cambios.
Ser tu mismo es aceptarte con todas tus partes, con todo tu amor y toda la confianza que puedes transitar por la vida de otra manera, desde el corazón, escuchando el lenguaje del amor, viviendo paso a paso tu crecimiento personal, tu aprendizaje, abandonando las máscaras, iluminando todos los rincones de tu ser.
Deja de buscar culpables, culpas, no guardes sentimientos que te dañan, abre las vías de comunicación interior, escúchate, respétate, ámate así transitaras caminos de comprensión, amor, sanación, bienestar y armonía.
Paola Ostrowicz Fischman
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