Es bastante habitual encontrarnos con personas a las que nos une el afecto o la amistad que se lamentan de sentir una profunda angustia frente a determinados tipos de pensamientos o conflicto que se repiten.
Frente a este tipo de pensamientos se establecen una serie de renuncias o restricciones para evitar hechos de los cuales no saben exactamente cuál es la peligrosidad o si es la angustia de solo evocarlos. En general el modo que triunfa es la huida o la evasión. No se recuerda el antecedente de lo que pasó o se engaña a sí mismo y trata de engañar a los otros.
Podríamos decir que son personas muy testarudas, rígidas, a las cuales es difícil hacerles cambiar esa lógica y pasando un poco de tiempo si han aceptado alguna lógica diferente se la olvidan y siguen en sus cuarenta. Esto es, porque la obsesión no se anula, se va sucesivamente disfrazando sin poder sustituirla.
Aparentemente se pone cara de “nada”, pero no es verdad ya que por dentro funciona un eterno reproche. Son personas que cuentan con una percepción de sí mismo de mucha limitación a pesar de ser profundamente inteligentes, terminan satisfaciéndose con sus propios síntomas y quedándose escondidos sin conseguir regirse por sus propios deseos. De tanto abandonar ir detrás de los deseos desde la infancia, sin poder satisfacerlos, terminan creyendo que mejor es no desear para no sufrir.
Estamos frente a conflictos psíquicos de raíz infantil. Un recorrido psicoanalítico es la mejor forma de calmar tanta angustia.
Alicia Kostenbaum Psicoterapeuta
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