reloj Dali

 

Es posible que sea una época triste.

El tiempo es un constante fluir, que se inicia no nos acordamos cuando y después un continuo, como una cinta que corre. Las personas le hemos puesto algunas marcas, especie de señaladores, porque si no, se nos escapa entre los dedos.

Las horas, los meses, los años, las temporadas y finalmente las fiestas funcionan como señales que nos permiten contabilizar esa cosa efímera que es el tiempo.

Esta sensación subjetiva es cortada por las fiestas, los cumpleaños, gracias a los cuales podemos hacer balances de las experiencias que vivimos.

Con la marca que proveen las fiestas, podemos contabilizar las mejoras y las pérdidas.Aún queriendo olvidarnos de las cuentas que nos pasa la vida, estas fechas señaladas, nos hacen encontrarnos con nosotros mismos.

Aunque quisiéramos negarlas, ilusionándonos con el tiempo continuo, a pesar de no imponernos las divisiones del tiempo, la cultura no nos permite y de allí tantas aprensiones. Aún queriendo, el computo de horas existe. El calendario también y la vida transcurre entre pasajes mejores o peores.

Esta determinación de fechas, lamentablemente nos hace darnos cuenta de lo que hemos perdido. Hacemos enormes esfuerzos por valorizarnos con lo que hemos conseguido, en el lapso de navidad a navidad. Es lo que tengo, lo que soñé tener, lo que tuve, tal vez lo que iba a tener.

Exigencias con nosotros mismos, ilusión de lo que se debe alcanzar. Tal vez nostalgia de lo que hemos vivido.

Paremos de hacer cuentas con la vida, busquemos de hacerlo en tiempo constante y aprovechemos que todos dicen que bien o mal ESTAMOS DE FIESTA!!!!!

Alicia Kostenbaum Psicoterapeuta

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