Muchas veces nos enredamos en situaciones que nos incomodan por miedo a ser uno mismo y ser rechazado. Nos vemos en el dilema de omitirnos o manifestarnos, es en ese momento que necesitamos ser honestos con nosotros mismos, confiar que somos capaces de respetarnos, amarnos, actuar en consecuencia para no ocasionarnos daños ni dañar. Nos enseñaron matemáticas, ciencias, idiomas y no sé cuantas cosas más, pero nos enseñaron poco de nosotros mismos, de nuestras emociones, de nuestra mente, de nuestras capacidades, deseos, de mirarnos con amor. Otras cosas que creemos que aprendimos, en realidad no las comprendemos del todo, todavía no le encontramos el significado real y profundo.
Es fundamental comprender las experiencias sin sacarlas de globalidad, de contexto, sin enmarañarse con juicios, suposiciones y medias verdades, que nos llevan directo a repetir las mismas actitudes y situaciones, porque seguimos sin aprender de ellas.
Hacernos conscientes y presentes en cada experiencia que vivimos, aceptarlas como tal, sin juicios, sin dejarse arrastrar por la subjetividad, nos proporciona el equilibrio que necesitamos para elegir con cierta libertad, usando nuestra sabiduría, así podremos respetarnos y respetar al otro, compartir realmente, dejando que la vibración del amor prevalecer a la del miedo.
Tus emociones son señales valiosas que te cuentan cómo te sientes en ese momento, pero no son la verdad de la experiencia, son parte de ella, una fracción de toda la información, tanto que puedes sentir emociones desencontradas simultáneamente, perder tu coherencia interior. Estas situaciones hacen que baje tu nivel de consciencia y vibración, generando conflictos internos, bloqueos, parálisis, miedo, huída, sufrimiento.
Cuando el miedo al rechazo nos hace sentir que tenemos que controlar, manipular las situaciones y a otras personas para ser aprobados, sentirnos queridos, aceptados, dejamos de ser libres para elegir conscientemente nuestro camino, perdemos nuestro poder interior, entramos en un juego de pérdidas y carencias.
Preguntar qué queremos de verdad libremente, sin juicios que sesguen nuestra percepción es fundamental, si pretendemos que se abra la mirada y la escucha activa interna y externa. Esta abertura de mente y corazón nos facilitará comprendernos y comprender nuestro entorno, nos llevará a la reflexión, nos abrirá a nuevas posibilidades y nuevos caminos para transitar.
Si actuamos en piloto automático terminamos perdiendo la coherencia interna, generando conflictos en nuestro interior, sufrimiento, insatisfacción, frustración y vacío.
Hoy confía en ti, respira, centra tu energía en el corazón, escucha a tu alma, siente tu poder interior, así podrás construir nuevas realidades que generen confianza, paz, respeto, amor, bienestar y armonía.
Paola Ostrowicz Fischman
Terapeuta energético y vibracional
www.somosarmonia.com
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