Todos de alguna manera buscamos amor, pero nos olvidamos que primero nace en nosotros, dentro nuestro.
Cuando perdemos la consciencia que el amor empieza dentro de uno, que vibra en nuestro interior, perdemos autoestima, dejamos de valorizarnos, nos hacemos daño, no nos respetamos, perdemos el contacto con nuestra esencia. Seguimos buscando incesantemente fuera, sintiéndonos carentes de lo que ya nos habita, pero no somos conscientes.
Al final todo gira entre la vibración del amor o su ausencia.
La ausencia de amor, sentir esa carencia, nos cambia la energía, nos desequilibra, desarmoniza, nos genera inseguridad, nos hace vibrar miedo. Cuando eso sucede entramos en un laberinto de emociones y pensamientos que nos dañan, nublan la percepción de las cosas, nos provoca sufrimiento.
El miedo hace que despierten dentro nuestro pensamientos sesgados, fragmentados, hasta terroríficos, sentimos que perdemos el control sobre ellos. Las emociones nos asaltan e incomodan, no las comprendemos totalmente, entonces optamos por desconectarnos y no escucharnos.
La vibración del miedo es el combustible para caer en un espiral de pérdida de energía, de debilitamiento, de bloqueo, nos transforma por dentro, no es sano y muchas veces no somos conscientes, no sabemos cómo parar de dañarnos.
El miedo nos hace pensar, sentir y hacer cosas que si estuviéramos centrados no haríamos, nos hace construir irrealidades. Esto al final termina pasándonos factura como culpa, angustia, rabia, envidia, ira, rencor, orgullo, enferma nuestra alma, nos transforma en tóxicos para nosotros mismos, para los otros y para al ambiente.
No cargues el peso de las cadenas que te atan a tus miedos como si fuera la única manera de vivir, no lo es, pero si es tu responsabilidad de no permitir que te sobrepasen, te encarcelen, te aíslen y te paralicen. Tendrás que comprender, aceptar, saber que es parte tuyo, parte de lo que eres también, pero no permitas que sean los miedos que gobiernen tu vida y tus relaciones.
Trátate con amor, con respeto, obsérvate, escúchate, no te desconectes de tu ser, no huyas de tus nudos interiores. Ayúdate, déjate ayudar, sin miedos, sin resistencias, piensa que la mejor manera de superarlos es reconocerlos, mirarlos, entender de donde vienen, porque te hacen perder tu centro, para por fin poder aceptarlos, así transformarlos en sabiduría, sanación, bienestar y armonía.
Paola Ostrowicz Fischman
Terapeuta energético y vibracional
www.somosarmonia.com
Somos Armonía