Miedo es una palabra
común, de uso cotidiano, que la decimos pero dífícilmente paramos para pensar
realmente lo que significa en toda su amplitud. Solo le encontramos su
verdadero significado cuando el miedo es nuestro o de alguien próximo que lo sufre.
Miedo tenemos todos en
muchos momentos de nuestra vida, nos acompañan es diferentes etapas de
crecimiento.
Cuando somos pequeños el
miedo es una necesidad de supervivencia y mucho más real, intenso. ¿Quién no
se
acuerda de las pesadillas de infancia y sus terrores?.
En la adolescencia
continúan ahí, pero transformados en otros personajes,
miedos a los cambios de
todo
tipo. Así vamos por la vida que los miedos nos dejan recorrer, en las
diferentes etapas de crecimiento y maduración. A veces nos lamentamos de las
cosas que no hicimos por miedo o al contrario de las que hicimos por miedo.
 Los miedos pueden ser provocados por muchas
cosas y cada persona reacciona a su manera. Cada ser es único y únicas también
son sus impresiones, pensamientos, emociones y cómo lo guarda en la memoria,
todo esto de cierta forma es su visión personal de su percepción de la realidad.
Vivimos diferentes tipos
de miedos, algunos nos aterrorizan más que otros, esos son incontrolables,
aunque encontremos millones de razones racionales para neutralizarlo, en
realidad lo alimentamos cuanto más nos enfocamos en él. Entonces sentimos que
no tenemos cómo salir de este círculo de miedo, que es una prisión y
alimentamos nuevamente con toda esta energía, cada vez los vivimos más internamente
hasta que nos  paralizan, nos
condicionan, nos duelen, nos hacen sufrir y nos enferman.
Existen millones de
razones irracionales de nuestros miedos, todos como verdades grabadas en
nuestra conciencia, hablándonos constantemente, transformando pensamientos en
emociones y sentimientos que nos limitan y condicionan.
El miedo nos pone en
resonancia energética con aquello que más tememos, así terminamos realizando
nuestras peores profecías y seguimos en la rueda.Generalmente nos
condicionan a pensar que el antagónico de amor es el odio, pero hoy sé que es
el miedo. Es el miedo que nos condiciona a no entregarnos con el corazón, no
vivir con el corazón.

 

Estas experiencias
emocionalmente son muy marcantes, dejan huellas. Cada persona desarrolla sus
respuestas y condicionamientos a estas situaciones. Lo puedes olvidar hasta que
irrumpe en tu presente, o puedes jamás olvidarlo, lo puedes esconder como el
mayor de tus secretos y carcomerte interiormente, te puede dejar marcado para
siempre, traumatizado pero también puedes superarlo, renacer más fuerte y
consciente. No pierdas tiempo busca tu camino de armonía y bienestar, tú eliges.