Desde el comienzo de los tiempos el ser humano ha buscado formas de protegerse ante las inclemencias del medio en el que se desarrollaba, tanto por el contacto con la naturaleza, los seres vivos que lo conforman y su interacción con otros humanos. El hombre, como un miembro más del ecosistema aporta a la naturaleza una serie de beneficios y condiciones para la existencia de otros seres vivos y se defiende de las agresiones que ésta le crea.

Así, ya en la Prehistoria surge la necesidad de la protección a través del grupo, buscando el bienestar general teniendo como núcleo el fuego como centro de vida y calor tanto social como afectivo y surgen las figuras de los chamanes, sanadores y sacerdotes, como representantes de las divinidades que el imaginario colectivo creaba como los seres poderosos que regían las plagas, las enfermedades y todos los ciclos naturales que el hombre observaba pero sin capacidad de poder explicarse a qué se debían. El conocimiento, y a veces la manipulación, se transmitía de padres a hijos creando estirpes de sanadores y curanderos, que guardaban cuidadosamente su conocimiento para seguir dominando con su poder al resto de la tribu.

Es aquí donde surgen los primeros rituales, sacrificios y utilización de remedios botánicos para curar males comunes. Fue en Mesopotamia, con la aparición de la escritura cuando se documenta la medicina por primera vez regida por la Ley del Talión. Posteriormente en Egipto se hacen progresos en cirugía, como son las técnicas de embalsamamiento, trepanaciones craneales, se implantaron medidas de higiene, como la limpieza del cuerpo y de la ropa, se va haciendo una transición entre una medicina mágica y una medicina empírica, se inventó el torniquete para parar la hemorragia…Los griegos de la época prehipocrática aportaron la doctrina de los cuatro elementos, postulada por Empédocles y elaborada por Platón y Aristóteles, la cual sirvió de base a las doctrinas que explicarían durante siglos el mecanismo de la enfermedad y las pautas para su tratamiento. Gracias a las leyes de analogía y polaridad, correspondientes a los cuatro elementos (tierra, aire, fuego y agua), se describían cuatro cualidades o temperamentos: seco, húmedo, frío y caliente. Ésto se aplicó por analogía a los cuatro humores: surgió el esquema humoral básico de que la sangre era caliente y húmeda, la flema fría y húmeda, la bilis amarilla caliente y seca, la bilis negra fría y seca.

Sin embargo la gran revolución vendría con Hipócrates, que puso al paciente en el centro del proceso sanador y estudió tanto al enfermo, a su entorno como a la enfermedad integrándolas holísticamente para alcanzar la sanación interior.

A lo largo de la historia hemos visto cómo las creencias y la ciencia han ido evolucionando o sufriendo procesos de involución que han afectado al enfoque en la sanación de las personas. Por ejemplo en las épocas regidas dogmáticamente por las religiones, el poder de la sanación interior residía en Dios omnipresente, en otras primaron la ciencia, los descubrimientos y los avances tecnológicos y en el siglo XIX nació la psicología, que trataba de dar explicación a las enfermedades y trastornos de la mente y el alma. Así caminamos hoy en día en una sociedad tecnológicamente avanzada, en la que constantemente se hacen nuevos descubrimientos y la sociedad de la información nos brinda la posibilidad de conocer esos avances, retrocesos, calamidades y bondades al alcance de un click de nuestro móvil, tablet u otro dispositivo electrónico.

Sin embargo, desde hace ya mucho tiempo, el individuo ha delegado su sanación interior en otros, olvidándose de que, como ya decía Hipócrates hace 2.500 años, la mayor parte de los poderes de la sanación están en uno mismo. El arte reside en integrar todos nuestros cuerpos energéticos y aprovechar el conocimiento ancestral combinado con los constantes aportes de la ciencia moderna, las terapias naturales, la neurociencia, la física, la medicina, la química, la psicología y otras ramas del conocimiento en nuestro favor.

En nuestro blog iremos desgranando semana a semana el camino hacia tu autosanación, acompañándote en el proceso y poniéndote en la senda que desees elegir con las mejores herramientas de las que disponemos.

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