Todos pasamos por la vida por momentos de crisis, de sufrimiento, de preocupaciones, de conflictos, de dificultades, hace parte de la experiencia de vivir, pero no es eso lo que somos, ese es solo el momento que transitamos.
Cada uno tiene su manera de mirar, reaccionar y participar de la realidad, aportando su energía con mayor o menor grado de consciencia, así nos conectamos y sintonizamos con nuestro entorno. Al no ser conscientes de lo que realmente habita en nuestro interior tampoco somos conscientes de cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con el otro.
Cuando te identificas con tus pensamientos, emociones, sentimientos y creencias suponiendo que ese eres tú realmente, sientes que no hay posibilidades de transformación, que no hay salida, porque crees que el ser es algo definitivo. Lo que no entiendes que lo que vives es transitorio, lo que percibes como tu ser en realidad son tus creaciones, sin duda, pero no te definen, no es tu esencia, ni son la verdad de lo que eres, pero si de lo que vibras, porque son energía, información y resonancia.
Si tus pensamientos son de autocrítica, ideales imposibles, dudas, insatisfacción, miedos, angustia, sufrimiento, te pierdes en laberintos mentales de irrealidades, suposiciones, juicios, culpas, culpables, reproches, faltas, dolor. Sin darte cuenta tu estado de ánimo se va tiñendo de ese diálogo incesante, es eso lo que vibras porqué ahí está tu atención y energía.
Si eliges identificarte y apegarte a tus pensamientos, emociones, sentimientos y creencias como si eso fuera una verdad absoluta, sin posibilidad de cambio, pensando que eso es tu esencia, cada vez que algo quiera transformarse en tu mundo interior, algo quiera crecer, lo vivirás como algo destructivo, reaccionarás a eso defendiéndote, te harás daño y harás daño. Así mantienes en el tiempo estrés, malestar, irritación, nudos sin deshacer en tu interior, generando conflictos, experimentas estados de ánimo bajos, que hace cada vez más difícil salir del agujero que te metiste sin darte cuenta.
A cada situación que vives, de alguna forma puedes decidir observar y reflexionar, o juzgar, no escuchar, no ver. Es cada uno, a su manera que opta en qué estado de conciencia y vibración quiere habitar en cada momento y situación. Puedes reaccionar desde el ego, desde la herida, el dolor, buscar culpas y culpables, no comprometerte, no responsabilizarte, no medir los daños que puedes provocar, o puedes centrarte en el corazón, en el amor, en la honestidad emocional, en la asertividad, en el respeto por ti y por el otro y comunicarte desde esa voz.
Cuando te centras en la energía de tu corazón, cuando te abres a permitir que llegue la comprensión y la aceptación, puedes elaborar lo que sientes y actuar desde esa consciencia, superando el miedo al cambio, liberándote de ser tu propio obstáculo, permitiéndote transitar el camino de la sanación y tendiendo nuevos puentes de comunicación.
Busca encontrar tu centro, tu lugar de calma interior, observa, reflexiona, comprende, acepta, porqué así surgirán de tu ser formas diferentes y nuevas de hacer para solucionar tus dificultades, deshacer los nudos interiores, superarte, crecer, habitar nuevos espacios de paz interior, bienestar y armonía.
Paola Ostrowicz Fischman
Terapeuta energético y vibracional
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