Nos asustamos con los casos de acoso escolar, con la violencia y crueldad que se tratan entre sí niñxs y adolescentes, en como los adultos no se dan cuenta o no quieren intervenir.

A veces, los adultos del entorno de niñxs y adolescentes, llegan a justificar y negar unos hechos que saltan a la vista, de consecuencias graves y duraderas, en ocasiones en extremo peligrosas, que deja heridas profundas.

También vemos que los medios que estamos colocando para la solución de esta violencia fracasan multiplicando los casos, que son cada vez más graves.

Pero empecemos por el comienzo, si tratamos, educamos y mostramos con nuestras actitudes, valores y afectividad a los niñxs una comunicación agresiva sin respeto, atención, empatía y amor, es obvio que será la manera que aprenderán a comunicarse, a respetar y respetarse, interiorizaran todo ese contenido como normal y natural, terminarán manifestándolo sea asumiendo el papel de la víctima, o de acosador, o del que mira al otro lado, o  el cómplice.

Estas situaciones de acoso marcarán profundamente a cada uno, en lo personal, en la manera de mirar la vida, las reacciones inconscientes, la normalización y naturalización   de toda esa violencia, que por este motivo no podrán “ver” cuando se manifieste en sus experiencias.

Como  individuos que hacemos parte de una comunidad, una sociedad, tenemos que ser conscientes de que cómo adultos somos responsables de reeducarnos en una comunicación asertiva  no violenta,  deshacer nuestros prejuicios, aceptarnos, aceptar al otro en su diferencia, enriquecernos con ella, respetarnos, entender nuestras carencias, ampliar nuestra comprensión, desplegar la empatía, aprender una nueva manera de ser y estar que no nos dañe ni dañe.

Enseñemos practicando que otra manera de vivir, convivir y construir juntos la realidad es posible.

 

Paola Ostrowicz Fischman

Terapeuta energético y vibracional

www.somosarmonia.com

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