La autocrítica constructiva es algo necesario para nuestro crecimiento, pero cuando nuestro diálogo interior solo ve lo “negativo”, anulando lo “positivo”, nos hace perder la objetividad, la globalidad y el amor propio.
Las emociones en sí mismas no son ni buenas ni malas, son todas válidas, pero lo que hacemos con ellas hacen toda la diferencia.
Tenemos que elaborar las emociones, comprenderlas, digerirlas, en caso contrario nos sentiremos en la montaña rusa, o la mandaremos directo al inconsciente, pero nos volveremos a encontrar con ellas de una manera poco suave y sorpresiva.
Así empezamos a transformarnos en nuestro peor enemigo, luchamos contra nuestros propios fantasmas, nuestra vibración baja, perdemos energía, nos bloqueamos, nos debilitamos, se deteriora nuestra calidad de vida, el bienestar, nos invade la desarmonía. Esta energía sino la cambiamos a tiempo, nos hará sus cautivos, nos llevará por una espiral descendiente de dolor, sufrimiento, nuestro cuerpo terminará padeciéndolo.
Esta conversación interior, estos pensamientos llegan a ser irracionales, construyen irrealidades, ya que se alejan de la realidad, cuando los miras detalladamente están cargados de carencias, inseguridades, miedos.
Este estado mental nos provoca estrés, que amplifica como una lupa nuestros conflictos, carencias, heridas y dolores, que muchas veces no somos plenamente conscientes cuál es su origen. De esta manera repetimos actitudes y comportamientos que nos perjudican cada vez más, sin consciencia de lo que hacemos y decimos, perdiendo toda coherencia energética, hasta que tocamos fondo.
Podemos estacionarnos en ese pozo sin fondo, o cargarnos de valentía y pedir ayuda, la situación nos ha desbordado.
La vida no es blanco o negro, tiene matices, un montón de colores, pero para verlos y apreciarlos tendrás que detenerte a observar, a reflexionar sin perder la globalidad, ni el contexto, ni suponer.
Saber transformar la autocrítica negativa en observación, comprensión, aceptación, reflexión y amor por uno mismo, es el comienzo para que te liberes de lo que te pesa, de lo que te trae tanto sufrimiento y abrir tu visión interior a un universo más amplio de posibilidades.
Si quieres abrir tus alas y volar suelta el peso que te lo impide, busca la verdadera libertad, la que habita tu interior.
Paola Ostrowicz Fischman
Somos Armonía
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